18 de mayo de 2006

Levon Aronian, un genio modesto

"No estoy preparado para enfrentarme a los grandes. Mi única ventaja sobre esas bestias es mi total ignorancia y frescura de pensamiento", declaró Aronian en una entrevista meses antes de tomar parte en su primer torneo de élite, el de Wijk aan Zee. Este joven de 23 años carente de toda presunción ocupa ahora, tras su victoria en Linares, el tercer puesto del ránking mundial.
Resulta difícil explicar cómo un jugador de la talla de Levon Aronian ha podido pasar prácticamente inadvertido para los aficionados hasta ahora, cuando sus sonadas victorias en la Copa del Mundo de la FIDE y el supertorneo de Linares le han convertido finalmente en una estrella por méritos propios. La explicación puede ser que Aronian pertenece a una generación llena de talentos muy explosivos, como Ponomariov –campeón del mundo a los 18- Alexander Grischuk –debutante en Linares a los 17 años-, o Etienne Bacrot –aclamado como el gran joven prodigio y valedor de occidente frente a los jóvenes cachorros herederos de la tradición rusa. Jugadores que, habiendo alcanzado la fama a temprana edad, campan desde hace años por los torneos de élite, y que han eclipsado a su compañero generacional a pesar de la intachable trayectoria de éste. Dos campeonatos del mundo, uno infantil y otro juvenil, eran aval más que suficiente para el joven Aronian, quien a pesar de todo tuvo que abrirse camino hasta el club de los 2700 peleando desde abajo, al igual que hizo Topalov en su día.El actual número tres del mundo nació y se crió en Armenia, siendo el segundo hijo de un matrimonio de científicos. Su madre era una destacada ingeniera, con un trabajo poco común: "Está especializada en explosiones. Minas a cielo abierto, demolición de edificios...". Su padre, un físico bielorruso, era investigador especializado en tecnología láser. "Hizo varios descubrimientos interesantes y registró algunas patentes, lo cual no era precisamente una garantía para obtener beneficios espectaculares en los tiempos de la Unión Soviética", explica. Sin embargo, desde que se trasladaron a Alemania cuando Aronian tenía 18 años para favorecer su carrera ajedrecística, ninguno de los dos científicos ha conseguido un trabajo en su campo. Sin conocerle mucho, me atrevo a apuntar que dos de las grandes virtudes de Aronian ante la vida, su modestia y su optimismo para afrontar las adversidades, le han sido transmitidas por sus progenitores.Fue la hermana mayor de Levon quien le enseñó a jugar al ajedrez, en un primer intento cuando éste tenía 5 años de edad y después, con más éxito, a los 9, mientras se encontraban de visita en la ciudad natal de su padre en Bielorusia. Aronian empezó entonces a jugar frecuentemente en casa, y se convirtió en uno de los últimos alumnos del Palacio de Pioneros existente en Armenia, durante apenas dos meses.En sus primeros años frente al tablero tuvo como tutores a Arsen Yegiazarian y también por un tiempo a Arshak Petrosian, actual entrenador –y suegro- de Peter Leko, con quien Levon aún mantiene una amistosa relación, a tenor de lo visto cuando ambos maestros analizaban su encuentro en Morelia. Sin embargo fue Melikset Khachian –quien ahora reside en los Estados Unidos- el que se convirtió en el primer entrenador serio para Aronian. "Tuve la fortuna de conocerle en el Palacio de Pioneros, y aceptó darme clases. Llegó incluso a vivir en nuestro apartamento por un tiempo. Fue él quien me tomó como un jugador de tercera y me convirtió en Maestro Internacional", admite el armenio. Trabajaron juntos hasta los 15 años, momento en el que el pupilo ya había alcanzado un nivel demasiado alto.Que Aronian tenía un talento innato para el ajedrez queda fuera de toda discusión, si atendemos al hecho de que a los 11, apenas un par de años después de haberse adentrado en los misterios del tablero, ya colgaba de su cuello una medalla de campeón del mundo. El éxito lo alcanzó en uno de los más fuertes e interesantes mundiales infantiles de los últimos tiempos: el disputado en Szeged (sur de Hungría), donde el armenio aventajó, con 8 puntos sobre 9, a una durísima oposición formada por jugadores como Bacrot, Ponomariov, Grischuk y Vallejo. También se alzó con la victoria en el mundial junior de ajedrez rápido de la FIDE, celebrado en Euro Disney en 1996.A principios del año 2000, con el título de Gran Maestro recién conquistado, la familia de Aronian decidió emigrar en pleno a Europa, integrándose en la amplia comunidad armenia que existe en el Este de Berlín: allí me lo encontré una vez casualmente, paseando por uno de los parques de la nueva capital alemana. "Eran tiempos duros en nuestro país. Entre las consecuencias de esto, el patrocinio del ajedrez era escaso y yo ni siquiera era miembro del equipo nacional. Mi única oportunidad era competir en la Bundesliga, así que nos trasladamos". Sin embargo, todavía a día de hoy Levon se declara incapaz de desenvolverse con el alemán. Habla armenio, un perfecto ruso –idioma y cultura bajo la que fue educado- y un fluido inglés, pero la lengua de Goethe se le ha atravesado. "Ya lo entiendo, pero no lo hablo", se excusa. En cuanto al español, su vocabulario es bastante amplio pero limitado al tipo de palabras que no puedo reproducir aquí por atención a nuestros lectores más jóvenes.Aparte de defender actualmente el primer tablero del SC Kreuzberg –junto a Nisipeanu, Almasi y Romanishin-, también toma parte en otras ligas, como la rusa (con gran éxito en la última temporada: cinco victorias y tres tablas, y una performance elo de 2850) o la española, donde defiende los colores del Linex-Magic de Extremadura, club en el que le tienen un gran aprecio. "Es una persona extremadamente sencilla y afable, que tiene un gran concepto de la amistad", me cuenta Juan Montero, secretario General de este equipo, quien junto con Manuel Rodríguez –Presidente de la entidad-, Manolito Pérez Candelario e Ibrahim Khamrakulov, fue a visitarle a Linares para darle ánimos durante la segunda vuelta del torneo andaluz. "No se olvida nunca con nosotros de hablar bien de su compañero Sargissian, a pesar de que éste es un gran jugador al que tenemos en el club por méritos propios. Es de una profesionalidad impresionante, como nos demostró en el pasado Cpto. de España, jugando el último día una partida intrascendente contra el polaco Bartlomiej Macieja, del club Hilaturas Alzira, en la que ya no se jugaba nada el equipo y cuando todos los jugadores habían ya terminado. Aronian exprimió un final de peones y torre por ambos bandos y ganó en una larguísima partida". Estos lazos de amistad y aprecio, que trascienden de lo deportivo, son bien correspondidos por el simpático armenio, a quien en varias jornadas se le vio luciendo la camiseta del equipo Magic por los salones del Hotel Aníbal.Aunque ya había dado sobradas muestras de su talento, el "primer aviso" de que sus aspiraciones iban en serio llegó en 2002, poco después de haberse trasladado a Alemania, cuando Aronian se impuso en el Campeonato del Mundo Juvenil. Con 10 puntos sobre 13, el armenio dejó atrás a competidores como McShane, Timofeev, Xiangzhi Bu y Pentala Harikrishna.En 2004, en el torneo de semirápidas Reykjavic, también realizó una proeza cuando por primera vez se cruzó en su camino Garry Kasparov. Éste lo cuenta en su columna de la revista holandesa New in Chess: "Mi único encuentro con Aronian fue breve. Para determinar el orden de fuerza se disputó un torneo previo de blitz en el que yo logré 12 puntos sobre 15... ¡y acabé segundo! El ganador fue Aronian, quien se anotó 13 puntos y me venció en nuestra partida, cuando yo presioné más de la cuenta con negras. Ahora resulta fácil decir que aquello no fue una muestra de una falsa promesa". Así pues, el armenio es uno de los pocos jugadores que podrá presumir para siempre de mantener un score positivo frente al más grande de todos los tiempos.El Mundial absoluto celebrado en Libia a finales de ese mismo año 2004 fue por el contrario una pequeña decepción, ya que no pudo pasar de la tercera ronda, en la que cayó eliminado por Pavel Smirnov. Aronian tendría que esperar hasta la Copa del Mundo de la FIDE para hacer su entrada triunfal en la élite del ajedrez, la cual tuvo por escenario un recóndito y gélido paraje: Khanty Mansiysk, en la Siberia profunda. Valiéndose de su portentosa habilidad en las partidas rápidas, que le fue de gran utilidad en los frecuentes desempates que tuvo que disputar, Levon demostró su gran clase, y la victoria la abrió por fin las puertas a los supertorneos. "Aronian confirmó su nueva talla con una merecido triunfo. Predigo un resultado positivo para él en el torneo Corus", sentenció Kasparov.¿Estás preparado para enfrentarte a los grandes?, le preguntaron a Aronian poco antes de que el torneo Corus de Wijk aan Zee diera comienzo. "No, desde luego, no lo estoy", contestó éste. "Carezco de la preparación de aperturas. Sin embargo, estoy planeando estudiar un poco en diciembre. Mi única ventaja sobre esas bestias es mi total ignorancia y frescura de pensamiento", admitió. Una de las claves del éxito –dicen los exitosos, y será cierto- es conocer no sólo los puntos fuertes de uno mismo, sino también sus carencias y debilidades. Algo que Aronian parece dominar a la perfección. Su resultado en Wijk aan Zee no fue, como Kasparov pronosticaba, positivo, pero el 50% de los puntos (6½/13) y un puesto en mitad de la tabla resultó un debut más que aceptable. Linares estaba a la vuelta de la esquina y Aronian parecía maduro para el desafío, como después se demostró.El talento de Aronian en partidas rápidas y su preferencia por las posiciones con complicaciones tácticas, salpicadas ocasionalmente por pifias desconcertantes ("me siento más cómodo en esas partidas locas en las que hay mil piezas colgando", admite), le han ganado cierta fama de jugador eminentemente táctico, como él reconoce entre bromas, autodenominándose "un táctico barato". "Intento que mis piezas salten por ahí y después empujar mis peones. Crear juego activo, aumentar la presión, buscar trucos", explica. También trata de poner de moda un sacrificio en la apertura –"idea de Gabriel Sargissian, como la mayoría de mis preparaciones de apertura"- que ya ha llevado a la práctica con bastante éxito frente a maestros como Valery Popov, Xianxhi Bu y Filippov. "Recuerdo que quería impresionar a una chica y hacerle decir: ¡Mira qué sacrificio, menudo jugador! Espero que esta variante se convierta en una moda", admite en una entrevista. "Si quieres batir a un fuerte Gran Maestro, difícilmente puedes hacerlo jugando de forma cautelosa. Para ganar, tienes que conducirle a tu territorio, donde te sientas cómodo y con confianza".Sin embargo en varias entrevistas Aronian trasluce un amplio conocimiento de los jugadores clásicos, con una cultura ajedrecística muy superior a la de sus coetáneos. Durante sus primeros años de aprendizaje el estudio de partidas históricas fue una parte fundamental de su entrenamiento diario, en sesiones que incluían largas charlas sobre la historia del ajedrez, según cuenta. "Teníamos una buena biblioteca de ajedrez. En una ocasión, mis padres incluso vendieron algunas cosas para poder comprar más libros, que yo empecé a devorar inmediatamente", recuerda. Entre los títulos que cita con frecuencia están First Russian Masters (de Petroff y otros), la colección de partidas de Alekhine, My 50 Games de Larsen y Final Stage of a Chess Game, de Lisitsyn, "un manual muy bueno de finales, que estudié cuidadosamente para comprender esta fase del juego". Pocos ajedrecistas de la élite pueden ofrecer con tanta soltura como él referencias a partidas de Tarrasch, Schlechter o Alekhine.Este reconocimiento a los clásicos del ajedrez y a su historia no le impide ser uno de los grandes especialistas en la variante más innovadora de nuestro juego, el "Fischerandom" o "Ajedrez960". "Es un juego que me gusta. Hay posiciones frescas, no tan sobrecargadas de tácticas en la apertura. Disfruto jugándolo", declara. Y ofrece algunas recomendaciones: "Lo más importante es que uno tiene que pensar seriamente durante las primeras jugadas. Es muy importante sentir las posiciones, 'intuirlas'. Una imaginación bien desarrollada es crucial también.(...) Gabrielian me contó que la mejor forma de abordar la apertura es similar al ajedrez normal: el primer movimiento debe de abrir paso a uno de los alfiles. Pero no estoy seguro. Primero observo la posición inicial, decidiendo a dónde llevar mis piezas y como controlar el centro. Entonces puedes empezar a pensar acerca de cómo restringir el juego del contrario".
Revista Jaque

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